¿Qué es y para qué sirve la felicidad anticipada?
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Muchos de los anhelos que tenemos en la vida requieren de una larga y minuciosa preparación. Quiere decir esto que no sólo podemos soñar con ellos durante años, sino que realmente estaremos planeando cada detalle con mucha anticipación, palpitando los detalles del momento. Queremos profundizar en el concepto de felicidad anticipada.
Estas sensaciones únicas, que podrían parecer simplemente eso, responden en realidad a lo que se conoce en la psicología como felicidad anticipada, un proceso de pensamiento basado en adelantarnos a sucesos que aún no han ocurrido pero que están próximos, y que además son absolutamente gratificantes para quien los experimenta, ayudándole a transitar su vida.
Justamente, la inmediatez del episodio que tanta ilusión nos hace es clave para comprender por qué nos sentimos de esa forma, y explica la gran diferencia que existe entre esperar sabiendo que el resultado será el deseado, y esperar con la incertidumbre de no saber qué nos deparará el destino.
Qué es la felicidad anticipada
Lo más interesante desde el punto de vista científico es que las personas que pueden dejarse llevar por estas sensaciones de optimismo desenfrenado son en general más felices que aquellas que ni entonces pueden darse el lujo de disfrutar de la perspectiva de algo que les pondrá contentos.
¿Qué pasa cuando las cosas no salen como queríamos?
Por otro lado, los profesionales en la materia también advierten que no es lo mismo transitar así un período específico y concreto antes de un evento especial, que afrontar toda la vida creyendo que sólo nos esperan situaciones ideales. Este romanticismo nos hace aludir, casi inmediatamente, a aquel refrán que dice que “vive de ilusiones y morirás de decepciones”, que define al soñador.
Se trata de encontrar el punto de equilibrio entre pensar que todo va a estar bien, pero prepararnos por si algo va mal. Caso contrario, las decepciones podrían afectarnos emocionalmente, lo que deriva en problemas como el “trastorno de ensoñación inadaptada o ensoñación excesiva”.
De no existir una atención psicológica, el individuo que sufre este trastorno puede caer en conductas sociales desaprobadas, como desatender su dieta y/o higiene. Precisamente por eso, hay que estar muy encima de quienes tienden a ilusionarse.
Hay que decir, por último, que este diagnóstico parece ser más común en aquellos que padecieron circunstancias traumáticas en su infancia y que, como consecuencia de ello, tienen una menor capacidad para sobrellevar las decepciones en la vida adulta, obligando a prestar atención a sus conductas.
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